Un argumento es un conjunto de ideas que se combinan con el fin de respaldar
una conclusión sobre algo. Es la justificación de cualquier afirmación
válida, a partir de distintos mecanismos que aparentemente son verdades. Un buen conjunto de argumentos probablemente termine mostrando las evidencias suficientes para convencer o persuadir al otro. Esta persuasión puede derivar en pensamientos pero también en determinaciones a tomar. En todo debate o proceso de argumentación, la parte principal es la exposición de estos argumentos, terminando con una conclusión derivada de allí.
Primeramente el estudio de los argumentos se ha basado en la forma de probar la existencia de Dios que se tuvo en distintos momentos. Con eso se quiso diferenciar al argumento cosmológico, del teleológico del ontológico,
aunque todos terminaban derivando en la firmeza de que Dios debe
existir. Es más interesante la clasificación de los argumentos se hace
de acuerdo a la base que los respalda, dividiéndose en las siguientes clases de argumentos:
Argumentos basados en datos: Se presenta información irrebatible, datos estadísticos o demostrables,
así como también informaciones que se presumen como ciertas o válidas.
Sin embargo, no necesariamente la inferencia argumentos-conclusión será
cierta, a pesar de que lo sean los datos que la sustentan. Suele tener
una efectividad concreta a la hora de convencer a los receptores,
especialmente a aquellos que se dejan seducir por los conocimientos y los datos concretos, sin ahondar demasiado en las conclusiones.
Argumentos basados en valores: Se apela al sentido emotivo o afectivo del receptor, que al ser convencido de que algo es bueno o malo en sí mismo,
seguramente se inclinará por la aceptación o el rechazo natural a eso.
Puede ser útil cuando se trate de convencer sobre cuestiones vinculadas a
la salud o a lo convencionalmente aceptado.
Argumentos basados en definiciones: Cuando a partir de la
definición de algo que interviene directa o indirectamente en el
argumento es como se llega a la conclusión. De ese modo, la conexión con
el argumento tiene un carácter de natural, y da la impresión de que es
cierto ‘en sí mismo’, ‘por definición’. Esto en muchos casos es cierto, pero también puede ser falso.
Argumentos basados en descripciones: Es una forma de acumular varias argumentaciones en una. Si se trata de persuadir sobre la importancia de algo en virtud de muchas causas, lo más lógico será describir ese fenómeno, añadiendo detalles que terminen por concluir en la ventaja o desventaja de su aplicación.
Argumentos basados en la autoridad: Este tipo de
argumentos se apoya en alguna figura reconocida como una autoridad, que
de su apoyo se deriva la importancia de que todos lo apoyen. En la
antigüedad (especialmente en las monarquías), era sin dudas el
argumento de mayor fuerza, y más de una persona ha intentado desafiarlos
costándole la muerte. Hoy por hoy, tiende a estar más instaurada la
idea de que aún las autoridades vigentes pueden tener errores de apreciación, o se puede disentir con ellas.
Argumentos basados en comparaciones: Como las personas
suelen verse tan reflejadas en lo que le ocurre a los demás, suelen
tener mucho efecto este tipo de argumentos. Se presume que como otro
estaba en la misma situación, tomó cierto camino y tuvo ciertos
resultados, cuando uno esté en esa situación tomando el mismo camino tendrá los mismos resultados. A pesar de su marcada incerteza, se utiliza mucho en lugares como la política.
Argumentos por generalización: En algún punto similar a las comparaciones, pero con algo más de validez científica: si muchos casos iguales en una variable cumplen con cierta condición, probablemente otros con la misma también la cumplen.
Falacias: En todos los casos anteriores se ha dicho la posibilidad de que un argumento parezca cierto pero no lo sea. Estos casos de engaños
han tenido distintas divisiones respecto a donde esté el engaño
(afirmación de consecuentes, generalizaciones demasiado amplias, por
autoridad, número de adeptos o antigüedad, entre otros tantos), pero
comparten la cuestión de una falsa conexión entre el argumento y su conclusión.
proyecto de tics
martes, 22 de noviembre de 2016
la evolucion del ser humano
La evolución humana u hominización es el proceso de evolución biológica de la especie humana
desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso
requiere un análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos
procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.
El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace 5 a 7 millones de años. A partir de esta separación, la estirpe humana continuó ramificándose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.
El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace 5 a 7 millones de años. A partir de esta separación, la estirpe humana continuó ramificándose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.
los 9 accidentes aristotelicos
Accidente es un concepto metafísico, procedente de la filosofía aristotélica, que designa las determinaciones de la sustancia que pueden cambiar permaneciendo esta.
Aristóteles diferenciaba entre cambios sustanciales y cambios accidentales. Los primeros serían aquellos en los que aparece o desaparece la sustancia; solamente podrían ser dos: generación y corrupción. Los cambios accidentales, por el contrario, serían aquellos que se producirían sin que su forma sustancial variara. Aristóteles los clasificaba en locales (de lugar), cuantitativos (de cantidad), cualitativos (de cualidad), de relación (algo con que los identifique), de acción (actividad que realizan), pasión, tiempo (época en que vivieron), lugar (lugar de origen o representativo), situación (en dónde están) y pertenencia (algo suyo, propio del sujeto).
Un ejemplo de cambio accidental sería, por ejemplo, que una persona se ponga morena al sol (cualitativo), o que engordara (cuantitativo), o que se mudara de ciudad (local): en esos tres casos, el ser permanece siendo el mismo en su naturaleza. La muerte o nacimiento de esa misma persona sería un cambio sustancial, pues su ser dejaría de ser, por corrupción, lo que era, o pasaría a ser, por generación, lo que es, respectivamente.
La distinción entre sustancia y accidente permite a Aristóteles romper el dilema establecido entre cambio y permanencia de las cosas del mundo físico, dilema que había quedado en evidencia desde la contradictoria metafísica de Parménides y que no había sido resuelto satisfactoriamente por la Teoría de las ideas de su maestro Platón. Así mismo, se relaciona directamente con la distinción aristotélica entre acto y potencia y materia y forma, así como con su teoría de las cuatro causas.
Para Aristóteles los accidentes tienen únicamente "ser" en la sustancia, existen en función de la sustancia y su ser es por tanto analógico.
Aristóteles diferenciaba entre cambios sustanciales y cambios accidentales. Los primeros serían aquellos en los que aparece o desaparece la sustancia; solamente podrían ser dos: generación y corrupción. Los cambios accidentales, por el contrario, serían aquellos que se producirían sin que su forma sustancial variara. Aristóteles los clasificaba en locales (de lugar), cuantitativos (de cantidad), cualitativos (de cualidad), de relación (algo con que los identifique), de acción (actividad que realizan), pasión, tiempo (época en que vivieron), lugar (lugar de origen o representativo), situación (en dónde están) y pertenencia (algo suyo, propio del sujeto).
Un ejemplo de cambio accidental sería, por ejemplo, que una persona se ponga morena al sol (cualitativo), o que engordara (cuantitativo), o que se mudara de ciudad (local): en esos tres casos, el ser permanece siendo el mismo en su naturaleza. La muerte o nacimiento de esa misma persona sería un cambio sustancial, pues su ser dejaría de ser, por corrupción, lo que era, o pasaría a ser, por generación, lo que es, respectivamente.
La distinción entre sustancia y accidente permite a Aristóteles romper el dilema establecido entre cambio y permanencia de las cosas del mundo físico, dilema que había quedado en evidencia desde la contradictoria metafísica de Parménides y que no había sido resuelto satisfactoriamente por la Teoría de las ideas de su maestro Platón. Así mismo, se relaciona directamente con la distinción aristotélica entre acto y potencia y materia y forma, así como con su teoría de las cuatro causas.
Para Aristóteles los accidentes tienen únicamente "ser" en la sustancia, existen en función de la sustancia y su ser es por tanto analógico.
reglas de opocicion
Se llama cuadrado o cuadro de oposición al esquema mediante el que se estudian las relaciones formales entre
los diversos tipos de juicios aristotélicos, A, E, I, O, considerando
cada juicio con términos idénticos. En su día fue considerado por el
mismo Aristóteles.
A = UNIVERSAL AFIRMATIVO. Término Sujeto tomado en su extensión universal; término Predicado particular; cualidad afirmativa. Todo S es P.

I = PARTICULAR AFIRMATIVO. Término Sujeto tomado en su
extensión particular; término Predicado en su extensión particular;
cualidad afirmativa. Algún S es P.
O = PARTICULAR NEGATIVO. Término Sujeto tomado en su extensión
particular; término Predicado en su extensión universal; cualidad
negativa. Algún S no es P.
Cuadro de oposición.
Se llaman juicios opuestos a los que teniendo los mismos términos
difieren en cantidad, en cualidad o en ambas. Se representan en cada uno
de los vértices del cuadrado de oposición, estableciéndose las
siguientes relaciones:
A y E son contrarios porque difieren en cualidad siendo universales.
I y O son subcontrarios, porque siendo particulares difieren en la cualidad.
A con respecto a O, e I con respecto a E son contradictorios, porque difieren en cantidad y cualidad.
A con respecto a I, y E con respecto a O son subalternos porque difieren en la cantidad.
arbol de porfirio
Árbol de Porfirio
El Árbol de Porfirio (en latín: Arbor Porphyriana) ilustra la clasificación que el filósofo neoplatónico Porfirio dio a las substancias. En este árbol taxonómico, los conceptos van de lo universal a lo particular y con él se inició el nominalismo que se podría decir que es el antecedente de las modernas clasificaciones taxonómicas.Porfirio, con la Isagoge o Tratado de las cinco voces, gozó de mucho prestigio entre los filósofos medievales y apareció como partidario de Aristóteles.
El Tratado de las cinco voces estudia las cinco maneras en que el predicado de un juicio puede ser enunciado de un sujeto (género, especie, diferencia específica, propio y accidente) y sirve como una introducción a las categorías de Aristóteles.
Un ejemplo del Arbor porphyriana es este:
- Substancia - Puede ser corporal o incorporal
- Cuerpo- Puede ser animado o inanimado
- Viviente - Puede ser sensible o insensible
- Animal - Puede ser racional o irracional
- Racional – El ser humano.
- Animal - Puede ser racional o irracional
- Viviente - Puede ser sensible o insensible
- Cuerpo- Puede ser animado o inanimado
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